PAGINA NO OFICIAL DE CARLOS ESCUDE

Mónica Hirst - Artemio Melo - Alberto Methol Ferré - Ponencias presentadas en el congreso III Encuentro "La Iglesia a la escucha de las nuevas realidades", organizado por la Universidad Católica Argentina.
Noviembre de 1997.


Profesora Monica Hirst

Es siempre un placer hablar antes o después de un viejo amigo, con quien he compartido muchas opiniones e interpretaciones históricas. Esta orden de exposiciones que en primer momento parecía sin mucho sentido, va a quedar muy complementario. Creo que vamos a ser muy complementarios en nuestras presentaciones. Quisiera agradecer a CEPAL, (nunca pense que la CEPAL podía tener sentidos tan diferentes!). Mi presentación va ha ser muy breve. Tratare de abordar cuatro aspectos que considero relevantes para un brevísimo sobrevuelo sobre lo que han sido, lo que son y lo que podrán ser las relaciones entre Estados Unidos y los países Latinoamericanos, o sea mas específicamente la agenda interamericana.

El primer punto de partida, es simplemente un diagnostico histórico, un diagnóstico que tiene que ver con el pasado y el presente de nuestras relaciones con Estados Unidos. El hecho muy básico y estructural, para nuestras naciones en su conjunto y también en particular, como demostró muy bien Carlos Escudé, es que se trata de una relación de baja relevancia para Estados Unidos.

Desde el punto de vista de sus intereses estratégicos, desde el punto de vista de sus intereses económicos o comerciales, desde el punto de vista de sus intereses políticos, América Latina siempre ha ocupado un espacio de relevancia relativa en las relaciones con Estados Unidos. Esto se ha profundizado durante y a partir del fin de la Guerra Fría, donde de hecho hay un contexto de polaridad.

América Latina fue una región que amenazo poco al orden internacional, que amenazo poco a los intereses estratégicos de Estados Unidos y por eso mismo fue una relación muchas veces relegada desde el punto de vista de sus demandas, desde el punto de vista de sus necesidades. Esto fue cierto durante todo el periodo de la Guerra Fría, con la excepción de algunos terrenos, cuando la amenaza a la seguridad, parecía como una posibilidad que venía desde nuestra región, primero con la experiencia de la revolución cubana y mas tarde con la crisis centro americana. Pero a excepción de estos dos capítulos donde la Guerra Fría se instala de una manera menos controlable en América Latina, nuestra relación mereció poca atención, mereció pocos recursos desde el punto de vista de la cooperación económica y mereció sin duda poca relevancia desde el punto de vista de la formación de mentalidades de las elites norteamericanas.

El segundo aspecto al que me quiero referir, es el que esta bastante relacionado con el ejemplo de la historia de las relaciones entre Estados Unidos y la Argentina como lo mencionó Carlos Escudé.

Ese no es un privilegio de Argentina, la asimetría en cuanto al interés y la importancia relativa que Estados Unidos, ha sido permanente y no tiene ninguna vinculación directa con el tamaño geográfico de los países ni con la importancia económica relativa que hemos tenido.

Países muy pobres, muy pequeños y muy irrelevantes desde el punto de vista de su perfil internacional, han tenido mucho mas importancia y muchas veces han significado fuentes de amenaza mucho mas importantes, mas sistemáticas, en el sistema internacional.

Esto esta obviamente relacionadas con el hecho de que para Estados Unidos, la región del norte de América Latina, en particular la región del Caribe, después de Centro América, ha sido un centro estratégico, no solamente de su ubicación geográfica, sino desde el punto de vista de la extensión de los intereses de seguridad de los Estados Unidos.

Sudamérica ha sido particularmente menos importante que la región al norte de Sudamérica. Las asimetrías nos han perseguido, nos han acompañado durante toda la historia contemporánea de las relaciones interamericanas. Pero ello no ha sido solo privilegio de las relaciones entre Estados Unidos con América Latina, sino también un tema recurrente en las relaciones dentro del continente, ha sido también un tema recurrente en las relaciones entre los países latinoamericanos.

Acá también tenemos un problema de asimetría, que muchas veces fue utilizado en el contexto de la asimetría norte sur, pero al mismo tiempo siempre apareció en cuanto al perfil de las relaciones que hemos tenido entre nosotros mismos. Esto es un tema que hasta el día de hoy aparece de una manera muy visible en la agenda latinoamericana.

Si uno observa, por ejemplo, lo que es el Mercosur y como el Mercosur evoluciona, se ve claramente que hay un problema de asimetría, un problema entre los grandes y los pequeños del Mercosur, que es un problema crónico que además no tiene solución y que de alguna manera ha acompañado la agenda interamericana durante todos estos años.

En las tres dimensiones, que son las tres dimensiones importantes de nuestro razonamiento con Estados Unidos, hemos percibido cómo la asimetría siempre se planteó como un elemento estructural, como un telón de fondo estructural de nuestras relaciones interamericanas.

Desde siempre hemos tenido instituciones con bajo poder de gobernabilidad, aún en períodos de auge de la Guerra Fría. En el período de formación de estas instituciones, las relaciones con Estados Unidos, siempre estuvieron mucho mas vinculadas y mucho mas definidas por la importancia y los vínculos bilaterales, que por los vínculos colectivos o por la posibilidad de generar un espacio de multilateralismo.

El equilibrio de poderes o algún tipo de instancia decisoria mas equilibrada, ha sido siempre imposible. Los vínculos y los canales bilaterales han sido siempre privilegiados tanto del lado norteamericano como del lado nuestro.

Teniendo en cuenta estas tendencias históricas, estructurales, de nuestras relaciones con Estados Unidos, qué se puede decir de lo que ocurre hoy día y cómo se puede analizar el momento actual?.

Yo quisiera llamar la atención sobre tres aspectos fundamentales. En primer lugar, hoy día estamos hablando de una etapa en el sistema internacional, que es una etapa de transición, es una etapa de cambio, entre un orden muy conocido y muy familiar para nosotros y un orden que todavía no tenemos claridad de cual va a ser.

El fin de la Guerra Fría, como en cualquier momento de transición de un sistema internacional cristalizado, ha generado un conjunto de nuevas tendencias pero ningún escenario totalmente definido. Esto es cierto tanto para el ámbito económico comercial (donde tenemos la tensión entre multilateralismo y regionalismo en un contexto de la globalización de la economía internacional), como es cierto también en el ámbito político estratégico.

Hay claramente un predominio político-militar de Estados Unidos en el sistema internacional, pero esto no es acompañado de un proceso de liderazgo efectivo, en cuanto a las tendencias y en cuanto a las crisis que se manifiestan especialmente en el ámbito local y de las diferentes regiones del mundo.

Es muy probable, que la tendencia y el cuadro de incertidumbre que se observa, dure mas de una década. Llegaremos y entraremos en el siglo XXI todavía con un sistema internacional por terminar de definirse.

No se trata solamente de definir que tipo de protagonismo tendrá Estados Unidos, pero que tipo de protagonismo tendrán las instituciones multilaterales, los nuevos actores en el sistema internacional y como será el tipo de convivencia entre actor gubernamental y actor no gubernamental o sea un conjunto de nuevos temas de la agenda internacional. Se podría hacer listados y mas listados de todo lo que esta en este momento sobre el tablero para ayudar a diseñar el nuevo sistema internacional. Pero volviendo al tema de este panel, quisiera hacer referencia a algunos temas específicos.

 En primer lugar nosotros hoy en día en América Latina somos la única área de influencia sobreviviente en el sistema internacional. Si bien es cierto que en la época de la Guerra Fría se habían cristalizado áreas de influencia vinculadas a la proyección de poder de dos superpotencias; terminada la Guerra Fría, este tipo de juego, de conformación de la relación política internacional ha desaparecido en todos los casos menos en el caso de América Latina. América Latina ha sobrevivido como área de influencia de Estados Unidos y esto demuestra que esta tendencia, aunque fue fortalecida y profundizada durante la Guerra Fría, era una tendencia que venía de antes y esta claramente relacionada a lo que Escudé acaba de mencionar: el cambio de predominio entre Gran Bretaña y Estados Unidos sobre nuestras regiones.

El segundo aspecto es que si bien es cierto que seguimos siendo y somos la única influencia sobreviviente en el sistema internacional, como tal, no hay instrumentos institucionales efectivos para la manutención de este tipo de inserción. No hay instrumentos ni gobernabilidad, que en este momento den claramente o definan claramente cuales son las reglas del juego en cuanto a la pertenencia a esta área de influencia. Esta debilidad institucional, está relacionada obviamente a un conjunto de incertidumbres dentro de Estados Unidos en cuanto a los consensos del tipo de liderazgo que va a asumir o no y al tipo de tensión que existe todavía entre actores gubernamentales y no gubernamentales. Este efecto también la definición de la soberanía nacional, en este nuevo contexto internacional.

Hay un único instrumento que realmente se ha transformado en el instrumento mas efectivo de la política exterior de Estados Unidos hacia nuestros países y es el comercio. El comercio aparece como instrumento a través de acuerdos preferenciales de comercio.

En este momento, la posibilidad de celebrar un acuerdo de libre comercio, tiene un gran significado político. Ello importa mas que los términos y las condiciones efectivas de estos acuerdos.

Lo que existe es una instrumentalización de esta posibilidad, instrumentalización que va mucho mas alla de lo que hasta la propia sociedad norteamericana tiene en este momento en claro en cuanto a lo que quiere hacer y si quiere, la discusión sobre la aprobación o no de una relación que permita al Ejecutivo norteamericano avanzar en esta dirección.

La posición del lado latinoamericano está fragmentada, dividida y todavía tratamos de buscar una posición y un status preferencial de servicios de Estados Unidos en estas negociaciones. Esto demuestra cuán efectivos estos instrumentos pueden llegar a ser aunque no tengan todavía la posibilidad de implementarse.

Finalmente pensaría cual sería el futuro o al menos cuales serían los temas del futuro, de las relaciones interamericanas.

Creo que hay tres o cuatro elementos fundamentales que tendrán que definirse y que aparecen claramente ya como elementos potenciales para el siglo XXI.

El primero es un tema muy recurrente. Cuando uno va a Estados Unidos hoy en día, es visible la presencia latina en ese país. Hay un cambio cualitativo en cuanto a la presencia de las poblaciones latinas legales e ilegales en Estados Unidos. Las predicciones no totalmente fantasiosas, son que en el 2015 se llegara al 25% en cuanto a la representación de las poblaciones latinas en Estados Unidos. En aquel momento se estaría incluso superando la población negra y esto significaría un cambio muy importante no solamente en cuanto a los problemas migratorios, sino en cuanto a la representación de esos intereses en el sistema democrático norteamericano. Esto es lo mas importante, porque esto significa un cambio cualitativo y un cambio en el contenido cultural del sistema democrático norteamericano.

Las consecuencias de esto obviamente no son conocidas. En este momento se expresan mucho mas los sentimientos de amenaza y discriminación . A nivel de los gobiernos estaduales aparece un conjunto de iniciativas que demuestran claramente la preocupación que esto genera.

La segunda tendencia y que de alguna manera refleja la primera es un proceso de integración de México y posteriormente Centro América y los países del Caribe, no a Estados Unidos como tal pero sí a su franja de influencia inmediata. Si bien es cierto que esta influencia siempre fue muy fuerte, la tendencia es que esto se profundice todavía mas y en este caso los acuerdos preferenciales de comercio van a tener un sentido muy efectivo.

Este es un país que ya no se percibe sobreviviendo sin acuerdos preferenciales de comercio con Estados Unidos. Los acuerdos preferenciales con Estados Unidos no son solo una cuestión de un anclaje económico, sino que son un anclaje social y un anclaje en el ámbito de la seguridad.

Hace poco tiempo tuve una reunión con militares latinoamericanos y percibí que existía un consenso entre los militares centroamericanos y los políticos caribeños en cuanto a la necesidad urgente de este acuerdo preferencial. Se percibía que hay un problema de urgencia social en la zona caribeña y centroamericana y esto va a tener un sentido muy urgente en los próximos años en las relaciones de los Estados Unidos con esta región.

El tercer tema de la agenda del siglo XXI es el tema Cuba. Es un tema abierto, es un tema que hoy día solo tiene que ver con Estados Unidos. Ya no tiene nada que ver con los demás países latinoamericanos.

Hubo una época en que la cuestión cubana fue latinoamericanizada por la evolución de la Guerra Fría, pero esto se ha superado históricamente. Hoy día es un tema pendiente, que tiene que ver con un conjunto de percepciones de interés divergente y claramente una pugna por el poder que se presenta dentro de los segmentos políticos norteamericanos y cubanos. Pero esto en el siglo que viene será superado porque ya no hay como internacionalizar el tema por parte de Estados Unidos y el fracaso de la ley (Helms-Burton) lo demostró claramente.

Finalmente, para terminar y esto es obviamente una posibilidad, para el siglo próximo, creo que la presencia del Mercosur en el contexto interamericano, va a tener su impacto político y económico comercial. Empiezan a aparecer las primeras manifestaciones de esta posibilidad. Hay un nuevo metabolismo económico comercial, con un sentido político estratégico, que empieza a manifestarse. Todo indica que esto se profundizará sin romper la armonía que existe en el área de influencia y sin crear ningún tipo de crisis dentro de esta área, sino generando dinámicas operativas que obviamente se aprovechan del momento por el que pasan los Estados Unidos. Los Estados Unidos no tienen en claro el tipo de liderazgo que quieren ejercitar en nuestra región. Muchas gracias. 

Dr. Artemio Luis Melo

Profesor Titular Ordinario de la Cátedra Teoría Política III, en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales Contemporáneas en la Universidad de Rosario, es Profesor Plenario de la Universidad de Belgrano y se desempeña como Investigador de la Carrera de Investigador Científico del Conicet, en el área de Relaciones Internacionales.

1) Visión retrospectiva.

Nuestro presente vive e indaga las tendencias del fenómeno de la globalización. Pero su origen, como proceso histórico de larga duración, se lo ha vinculado al descubrimiento de América. Sin embargo, no puede hablarse para esa época de relaciones interamericanas, cuando la "América indígena" entraba en el período de la "América europea", para devenir la "América americana". Pero esta "América americana" ¿a partir de cuándo ?. ¿Del proceso de emancipación e independencia ? ¿o más bien desde la tendencia a conformar las relaciones interamericanas como un sistema de plena inclusión y no como un subsistema ?. La geohistoria distingue América del Norte, América Central y América del Sur. El encuentro con la civilización europea produjo diversas identidades : hispanoamericana, iberoamericana, angloamericana, latinoamericana.

El descubrimiento de América fue el hito que marcó la tendencia de globalización en su fase extensiva, proyectada en el último tercio de nuestro siglo, con los avances tecnológicos, hacia su fase intensiva. Empero, la dominación colonial le imprimió la tendencia ahistórica de un sistema cerrado contrariando la exigencia globalizadora de un sistema abierto. La tendencia de emancipación e independencia será el efecto réplica de la globalización. Sin embargo, como en nuestros días, ofreció el contraste de la fragmntación de los nuevos Estados que el "latinoamericanismo" intentó unir.

La doctrina Monroe (1823), vigorosa raíz del "panamericanismo", es el hito que marca el punto de tensión y de discontinuidad entre la América europea y la América americana. El sistema no podrá extenderse al sistema americano. La consigna es : "América para los americanos". Pero el aislacionismo americano es también una forma de resistirse al proceso histórico de la globalización. Sáenz Peña, proveniente del Sur del Continente, heredero del "latinoamericanismo" refractario del "panamericanismo", así lo puntualizará en el norte, como representante argentino ante la I Conferencia Internacional Americana (Washington, 1889 - 1890), al propugnar : "América para la humanidad".

2) Periodización

La conferencia de Washington (1889 - 1890) es el hito que marca el punto de partida de la periodización de las relaciones interamericanas en su dimensión continental y con vocación de constituir un sistema.

Es en la I Conferencia Internacional Americana, convocada por los Estados unidos, donde se establece el hito de la "Unión panamericana" como una tendencia fundamental que se fue afianzando en las sucesivas Conferencias Internacionales Americanas. Se puede decir que la convocatoria norteamericana de 1889 - 1890 se proyecta a un siglo de distancia en la "Iniciativa para las Américas" (1990) del presidente Bush, con la propuesta de una zona de libre comercio de Alaska a Tierra del Fuego, pasando por la instancia previa del Tratado de libre Comercio de América del Norte (NAFTA).

Pero la Unión Panamericana en la Argentina en la América americana no impedía la asimetría del poder inherente al panamericanismo hegemónico de los Estados Unidos con su política de intervención resistida por las Repúblicas hermanas invocando el principio de no intervención. Es el tiempo de la "Diplomacia del Garrote".

La política del "Buen Vecino" del presidente Franklin D. Roosvelt (1933) y la VII Conferencia Interamericana (Montevideo, 1933), en la que por primera vez Estados unidos adhiere, con reservas, al principio de no intervención, son hitos relevantes que marcan una tendencia de cambio positivo en las relaciones interamericanas. Se avecinan tiempos difíciles y el panamericanismo se atenúa en el interamericanismo. Tres Conferencias especiales así lo indican. La de Buenos Aires (1936) marca el hito de procedimiento de Consulta en Reuniones de Ministros de Relaciones Exteriores. La Conferencia de Chapultepec (1945) prevé la reorganización, consolidación y fortalecimiento del sistema interamericano. La Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y Seguridad Continentales (1947), establece el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

La IX Conferencia Interamericana (Bogotá 1948) corona el largo proceso de formación del sistema interamericano que se configura como Organización de los Estados Americanos (OEA) cuya sede permanente en Washington es la histórica Unión Panamericana. A ello se suma, como importante hito, el Pacto de Bogotá (1948) sobre solución pacífica de controversias internacionales. El edificio parecía sólido. Pero, ¿podrá resistir, sin resquebrajarse, los duros embates de la prolongada guerra fría ?. La intervención de Estados Unidos en Guatemala (1954) insinúa que se "cierne la tormenta". Y la X Conferencia Interamericana (Caracas, 1954) los confirma al aprobar la Declaración anticomunista. La revolución en Cuba (1959) rápidamente deriva al marxismo leninismo incompatible con los principios de la OEA basados en el "ejercicio efectivo de la democracia representativa". Esta incompatibilidad ideológica en plena guerra fría y en la esfera de seguridad del continente americano, en un punto sensible a la geoestrategia defensiva de los Estados Unidos, marcó la tendencia hacia la exclusión del sistema interamericano, no del Estado de Cuba, sino del gobierno confeso de su adhesión al comunismo marxista leninista (Reunión de Punta del Este, 1962). En este clima se torna inviable la "Alianza para el Progreso" lanzada por el Presidente Kennedy (1961).

El gobierno cubano de Fidel Castro, en Octubre de 1962, con la crisis de los misiles nucleares emplazados en su territorio por la Unión Soviética, crea la mayor tensión en el sistema interamericano de seguridad y en la relación geoestratégica bipolar. La solidaridad interamericana respondió al llamado del presidente Kennedy, otorgándole a su decisión el respaldo institucional de la OEA. Pero los embates se multiplicarán no sólo por la vía de la de la relación Este - oeste ; sino también a través de la relación Norte - Sur. Hitos marcando tendencias hacia un "latinoamericanismo", alejado del "interamericanismo" y proclive al "panlatinoamericanismo" con ánimo creciente de enfrentar el "panamericanismo" hegemónico de Estados Unidos, se observan en la Comisión Especial de Coordinación latinoamericana (CECLA, 1963) y en el Sistema Económico Latinoamericano (SELA, 1975) sin relegar la influencia de la Comisión económica para América Latina de las Naciones unidas (CEPAL) y los procesos de integración para que la periferia pueda salir del subdesarrollo y la dependencia sino por la reforma, dentro de la legitimidad democrática, al menos por la vía revolucionaria conducente al cambio estructural profundo. La revolución - mercancía es un fetiche que ofrece mercados para la exportación y la importación. El "panlatinoamericanismo" se solidariza con el "tercermundismo". Sale de la fila del "alineamiento automático" con la potencia humana hegemónica y entra en el "Movimiento de Países No Alineados" que Cuba llega a presidir (Conferencia de Habana, 1979). La solidez del edificio del sistema interamericano cede a las reformas de la Carta de la OEA y del TIAR, sus miembros reanudan relaciones con Cuba. El terrorismo subversivo y el terrorismo de estado contrarrestándolo con la "Doctrina de la Seguridad", destrozan ambos la legitimidad democrática, principio básico del sistema interamericano, violando los derechos humanos (Comisión Interamericana de Derechos Humanos ; Pacto de San José de Costa Rica). La guerra de Las Malvinas hará crujir al sistema interamericano tanto por su inefectividad como por sus solidaridades inoperantes. También en 1982, la situación de México pondrá al descubierto los tentáculos de la deuda externa. El "panlatinoamericanismo" alienta instancias de concertación tanto para la deuda externa como para la situación revolucionaria en Centroamérica. Para entonces "la tercera ola de democratización", proveniente del sur de Europa ha penetrado en América Latina instalándose progresivamente en sus regímenes políticos. El fin de la guerra fría señala el predominio mundial de los Estados Unidos, de la democracia y la economía de inspiración liberal con profunda incidencia en el continente americano. Resurge la OEA, desde su esencia principista, en defensa de la legitimidad democrática.

3. Evaluación. La Doctrina Monroe (1823) y el Congreso Bolivariano de Panamá (1826) son las raíces decimonónicas de dos tendencias opuestas a lo largo del siglo XX : a) panamericanismo hegemónico de Estados Unidos ; b) panlatinoamericanismo de intereses comunes políticos y económicos para confrontar a la potencia hegemónica. Caso típico : el Sistema Económico latinoamericano (SELA, 1975).

En el fondo de estas tendencias contrapuestas subyace una profunda asimetría de poder. Desequilibrio constante que ha inducido a la parte débil a ampararse en una relación triangular (Europa), que se ha mostrado transitoria y frustrante como en los casos de la Argentina y Cuba.

"El patio del fondo" es parte de la casa común.

El derrotero hacia el siglo XXI señala : a) No a las relaciones panamericanas (hegemónicas) del "Destino Manifiesto" ; b) No a las relaciones panlatinoamericanas (utópicas y confrontativas) del reto bolivariano ; c) Sí a las relaciones interamericanas sistémicas (integradoras) del posibilismo realista.

Las relaciones interamericanas sistémicas no se basan ni en las relaciones Norte - Sur (desarrollo - subdesarollo) ; ni en las relaciones Centro - Periferia (hegemonía - dependencia) ; ni en las relaciones Derecha - Izquierda (conservadurismo - progresismo) ; sino en el justo medio : las relaciones de cooperación que hacen a la política arquitectónica del sistema interamericano.

Creo que la Iglesia - "Madre y Maestra" - transita por esta ruta porque ve a la política como una "misión de servicio" en procura de la concordia.

La temporalidad histórica se da en tres niveles : los eventos, las estructuras, las mentalidades. Este último es el más profundo y transformador. En la inteligencia y voluntad del hombre radica la dinámica de la realidad política como realidad histórica tanto en el plano interno como en el externo.

Alberto Methol Ferré

 Profesor de Historia de América Latina de la Universidad Católica de Uruguay, es Profesor de América Latina en el siglo XIX en el Instituto Artigas del Servicio Exterior del Uruguay. Fue miembro del equipo de reflexión teológico pastoral del CELAM durante 15 años, es colaborador de numerosas revistas de tipo pastoral e histórico en América Latina. Actualmente integra el Consejo de Redacción de «Cuadernos del Uruguay», cuadernos de «MARCHA» del Uruguay, es autor de varios libros, entre ellos, «El Uruguay y la Crisis del Imperio Británico», «El Uruguay como problema», escritos religiosos en el Uruguay y la Historia de América Latina.

Voy a intentar enunciar en forma muy simple y rápida, como un vértigo, una lógica histórica que yo creo ver, percibir, que enmarca el conjunto de acontecimientos. Intentaré ver porque se dan esos vínculos asimétricos entre los distintos ámbitos. Me parece que es indispensable que la Iglesia tome en cuenta la historia secular, especialmente en este instante que es una etapa de transición, donde esta por surgir un escenario que todavía no esta definido y que es mucho mas hábil que en años anteriores.

Voy a tomar como hilo conductor la idea del Estado Nación. Se habla muy mal de él, porque se dice y opina que es una forma de estado absoluta ante el proceso de mundialización y me parece que este es un tema absolutamente central e importa discernirlo para ubicarnos.

Es indispensable distinguir por lo menos de que tipo de estado-nación hablamos, porque hay múltiples tipos de estados nación. El uso un poco abusivo de ese pensamiento sirve para oscurecer mas la comprensión de la historia. Si empezamos por el siglo pasado con la revolución industrial, el estado-nación con desarrollo autosustentado, empiezan a ser Gran Bretaña y Francia. Esos son los dos estados nación industriales que van a servir de paradigma mundial en todo el siglo pasado.

Sobre esos modelos se va a intentar en la segunda mitad del siglo pasado hacer la unidad de Alemania y la unidad de Italia, buscando darle una base interna suficiente para sus respectivos desarrollos industriales, eso es entre 1860 y el 80.

También emerge un quinto típico estado-nación industrial sobre esos moldes en el Asia, con la revolución Meiji del Japón. Entre 1860 y fines de siglo, Japón es el primer país asiático que hace un estado nación industrial. Estos se presentan como los cinco mas semejantes y arquetípicos. El mas débil de ellos, obviamente, es Italia.

Simultáneamente estaba ocurriendo un acontecer histórico enorme de magnitud totalmente diferente, se había empezado a constituir en forma ensimismada un estado nación continental absolutamente nuevo de dimensiones absolutamente desproporcionadas respecto del tipo paradigmático de los estados nación europeos,en los que se había desarrollado la revolución industrial.

Los Estados Unidos de Norteamérica en la segunda mitad del siglo realiza plenamente su revolución industrial a escala continental y es en la experiencia de un proceso extraordinario, inédito, de una república industrial continental, que nace justamente, toda la herencia del pensamiento geopolítico contemporáneo, por ejemplo, Ratzell, que es el iniciador de la geopolítica alemana.

Su primera obra, es sobre su experiencia norteamericana y su primer libro importante, es sobre los Estados Unidos de Norteamérica en 1880, es decir , en plena eclosión de la revolución industrial. De allí saca la teoría Die Lebensraun, el espacio vital, diciendo que hay una ley de los espacios crecientes de la historia (no voy a entrar en eso). Los Estados Unidos aparecía, para él como el ultimo modelo insuperable de un estado continental industrial, a tal punto que a fines de siglo XIX irrumpen a partir de la ultima década los Estados Unidos en la historia universal. Antes habían hecho su configuración continental, cuando de los «cowboys» pasan a los «marines» y al Almirante Mallan.

Ahí el mundo empieza a sentir el nuevo poder que surge, el americanismo, como asunto nuevo, en que se cambian totalmente las relaciones de poder existentes.

Todavía los estados europeos, los estados nación industriales europeos, tenían o aspiraban a tener imperios coloniales. Todos ellos, los cinco que nombré, incluso Japón, querían ser imperios coloniales en el sentido de poner en el ámbito de su reserva de mercado o de abastecimiento de materias primas a mundos heterogéneos con el centro.

Dice Ratzell en un artículo de 1901 intitulado Lebensraum, espacio vital, que las potencias europeas ante la irrupción de los Estados Unidos, se habían convertido en obsoletos. Todas las potencias europeas para él eran obsoletas ante el estado continental industrial, que variaba la estructura de los grandes imperios agropecuarios.

No voy a entrar a explicar la diferencia entre uno y otro. El siglo XX verifica que el estado nación continental, no es un simple cambio cuantitativo, sino que ha sido un salto cualitativo gigantesco.

Cuando los Estados Unidos entraron en la primera guerra mundial, los múltiples estados nación europeos ya eran «Barquichuelos Delyel». Así lo indican las cifras de producción siderúrgica en 1850. La mayor productora de hierro es Inglaterra, de lejos, 1850, a fines de siglo Alemania había superado a Inglaterra ampliamente y Estados Unidos superaba a Alemania, Inglaterra y todos los estados naciones en el sentido paradigmático que hablé anteriormente. O sea que los había convertido en anacronismos históricos como Ratzell había anunciado en su articulo de 1901.

Apenas intervino en la guerra mundial, se desperezo el continente y se hundieron todos sus adversarios. Pero luego retornó al aislacionismo y hubo como una especie de olvido europeo de lo que debieron haber aprendido en la primera guerra mundial.

Europa tardo mas de medio siglo en revisar su inteligencia. El único estado que enfrento a los Estados Unidos, que pudo enfrentarlo a Estados Unidos, fue Rusia. Rusia logro la transformación en este siglo de un imperio agrario pre-capitalista.

Al iniciarse el siglo, es cierto, tenia algunos sectores con desarrollo capitalista industrial importantes, equivalente a la producción industrial francesa. Pero ello no le quitaba el carácter masivamente agrario y atrasado al conjunto del imperio.

Es así que la revolución bolchevique, hijos de esos pequeños industriales rusos, intentó convertir a un vasto imperio multinacional, en un estado continental industrial moderno con otras vías de desarrollo que el capitalismo.

De hecho es el único estado que pasa en una época de aislacionismo al socialismo y le deja a Europa la ilusión que continuaban siendo el eje del mundo, cuando ya habían dejado de serlo en los años 20. Digo sustancialmente y no efectivamente en todo el conjunto de las cosas, porque la marina inglesa, por ejemplo, hasta la segunda guerra mundial era mas importante que la norteamericana.

El esfuerzo de la competencia mundial de esos dos estados continentales, uno nacional, otro multinacional, que intentaba transformar un vasto imperio agrario, ese esfuerzo impresionante, desproporcionado, lo lleva a la crisis y a su autohundimiento hace ocho años. Hemos visto el derrumbe del único competidor de cierta importancia que tuvo el poder norteamericano en el mundo.

En América Latina, con la irrupción del poder mundial norteamericano que se objetiva en la guerra de Cuba, en la toma de las Filipinas, de Panamá, etc., al iniciarse el siglo, asistimos al nacimiento del latinoamericanismo. Este empieza con algunos intelectuales. Su rasgo general es que se dan cuenta que los estados latinoamericanos, los estados agroexportadores latinoamericanos eran incapaces de enfrentar al poder y aprendieron de los Estados Unidos, que solo un estado nación de dimensión continental podía tener actualidad histórica.

Es así que pensaron en el modelo del «Zollverein», todos ellos tomaron como modelos el «Zollverein» alemán, pero lo quisieron hacer a escala continental, esa era la ilusión o la ocasión del latinoamericanismo a comienzo de siglo,

Ahora bien: ¿qué tipo de estado nación había en América Latina?, yo pienso que no existía, que lo que existían eran estados ciudad antiguas, eran las polis oligárquicas agroexportadoras de terratenientes y comerciantes. La polis antigua tenia comerciantes aventureros, solo importadores, no exportadores como los atenienses, los corintios. No teníamos ya la capacidad de hacer barcos, porque los barcos ahora eran de hierro como los ferrocarriles y ello implicaba tener industria. Entonces no podíamos ser ni siquiera aventureros comerciantes del mar, como lo fue la ciudad antigua y fuimos estado ciudad.

Con la descomposicion del imperio españil, la ciudad de Buenos Aires, armó su gente a su servicio, el micro Montevideo el suyo, Santiago el suyo, Lima el suyo. Todas las ciudades estados acotaron un hinterland semi vacío, atrasado, de islotes. Los estados ciudad, que resultan de la independencia, con Buenos Aires al frente, el mas exitoso estado ciudad, se disfrazaron de estados modernos, copiando las constituciones de los estados paradigmáticos como Francia. Pero encubrían una realidad, radicalmente distinta.

Esa realidad se intenta cambiar, desde la crisis mundial del 29, donde estan los primeros intentos en Brasil, en Argentina. Vargas en Brasil, Perón y Frondizi acá y en otros sitios de América Latina, se intenta pergeniar un estado nación según el paradigma de Inglaterra y Francia o Alemania, el paradigma viejo, dentro de los moldes de los estados ciudad antiguos o del imperio agrario brasileño con algunas pequeñas polis oligárquicas y su pequeña industria incipiente en San Pablo. Entonces, en el año 50, encontramos la primera formulación de una estrategia no literaria en América Latina, la primera formulación de una política latinoamericana, que la formuló el Presidente de la Argentina Juan Domingo Perón.

En el año 51 en forma oficial y pública (antes ya era su pensamiento), lanza la idea de la alianza argentino-brasileña, como condición de desarrollo de su propio país. Afirma categóricamente que la Argentina es un economía incompleta, que no puede caminar sola. Lo mismo ocurre con Brasil y con Chile.

No hay mas salida que la unión, el nuevo ABC, la unión aduanera industrial, para generar industrias a escala.

La Argentina, sufrió el drama de tener un estado de sustitución de importaciones, que no pudo generar la salida del nuevo ABC en el 50 y quedó atrapado y sin salida, con un micro mercado interno que no le permitía sostener ningún desarrollo industrial serio y termino en el colapso de los años 80. Es aquí que aquella idea, a través de Alfonsin y luego de Color de Mello y Menem en el Mercosur, se ha puesto en marcha otra vez.

Es la única política latinoamericana viable. Hay política solo cuando se diferencia lo principal de lo secundario. Si yo intento hacer la unión europea, uniendo Noruega con Luxemburgo, con Dinamarca y con España, no hago ninguna unión europea. Se hace la unión cuando se unen Alemania y Francia. Sino, no se hace. La condición para que se haga, no en América Latina sino en América del Sur, es la alianza argentino-brasileña.

La alianza argentino brasileña, es la unión de los dos poderes de origen portugués uno y de origen castellano el otro. Por sus lenguas, por sus respectivos mestizajes, se juntan los dos rostros fundamentales de América Latina que están en América del Sur, para realizar lo posible a escala continental en América del Sur.

No se trata de la totalidad, que seria imposible. Las Antillas, Centro América y de México, ya integran el patio interno del otro estado continental. La unión es la única posibilidad de lidiar en la generación del nuevo escenario histórico, que es el proceso de globalización.

A parte del ya constituido poder del estado continental norteamericano, el intento europeo de un estado continental, es decir, la antigua Inglaterra y Alemania y Francia e Italia, ya saben que son obsoletos todos y entonces intentan hacer un estado continental capaz de ser. También esta China, con lo que se configuran los tres estados continentales mas evidentes para los próximos años.

El único cierto son los Estados Unidos, un candidato posible es el Mercosur, si tiene astucia, inteligencia y la capacidad de usufructuar una nueva situación histórica que le brinda la multipolaridad. Quizás logre éxitos diplomáticos como los que el Mercosur tuvo ya por primera vez en la Conferencia de Bello Horizonte en estos días, donde supo decirle que «no», por primera vez, en forma importante en la historia de América Latina a los Estados Unidos. Me parece que la Iglesia debe tener en cuenta la integración latinoamericana que ella ha apoyado desde siempre, con las Conferencias de Mar del Plata, de Medellín y en siguientes.

Eso, por lo menos, es nuestra esperanza. Nada mas.

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