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Intelectuales debaten si el mérito escolar debe premiarse con
el privilegio de ser abanderado. La Nación, 21 de diciembre de 1998.
INTELECTUALES DEBATEN SI EL MÉRITO ESCOLAR DEBE PREMIARSE CON EL SÍMBOLO PATRIO
Los extranjeros merecen llevar la bandera, según especialistas
En las escuelas argentinas, llevar la bandera es el premio a los alumnos más brillantes. Pero algunos establecimientos se empeñan en negarle este derecho a sus mejores estudiantes.
Juana Libedinsky
Tal es el consenso alcanzado por seis intelectuales consultados por La Nación, a raíz de las dos alumnas que no pudieron ser abanderadas en la provincia del Neuquén por ser extranjeras. Para ellos, haber nacido fuera del país no les quita el derecho a gozar del merecido premio. Las restricciones deberían ser dejadas de lado.
La controversia se originó hace dos semanas cuando la directora de la escuela Nº 50 del Neuquén privó a la chilena Natalie Rocha Navarro ser la abanderada para el año próximo, pese a tener las mejores calificaciones. De inmediato se dio a conocer un caso similar, en otra escuela de esa provincia, referido a una alumna de origen y nacionalidad mexicana.
"Los argentinos siempre fuimos muy generosos con el extranjero, es el sueño de la Patria Grande de San Martín y Bolívar, y además, una imposición constitucional", dijo Horacio Sanguinetti, rector del Colegio Nacional Buenos Aires y ex secretario de Educación de la ciudad. Fervoroso defensor de los abanderados, Sanguinetti recordó que en su colegio hubo recientemente un caso parecido al de las estudiantes del Neuquén. "Una chica coreana había sido elegida escolta, y había una resolución de la época del proceso que lo impedía, pero inmediatamente la derogamos", comentó.
Criterio universal
La diputada porteña y especialista en educación Adriana Puiggrós manifestó que la ostentación de los símbolos nacionales no tienen por qué excluir, enfrentar, oponer ni negar el valor de los demás países del mundo. Por el contrario, la bandera debería ser considerada "con un criterio universal; como el símbolo de un país, pero dentro del coro de las naciones".
Para Carlos Escudé, investigador especializado en relaciones internacionales, el problema de la bandera y los extranjeros es fruto del desacertado uso de los símbolos patrios como recompensa del rendimiento académico.
"Los premios a la excelencia académica deben pertenecer al orden académico. Es injusto que la bandera no sea para todos, y nada garantiza que el mejor alumno sea mañana el más patriótico a la hora de ir a combate o de pagar los impuestos", dijo Escudé..
"Sería mucho mejor que el galardón fuese algún tipo de modesto estipendio para garantizar que el mejor alumno pueda seguir estudiando. O sea, un premio tangible y vinculado a los valores de la educación y cultura, en tiempos en que a un chico seguramente le signifique más la bandera de su equipo de fútbol", agregó.
Escudé subrayó que nuestras relaciones con las Malvinas antes de 1982 no prosperaron "porque los kelpers iban a colegios argentinos donde extorsionaban a los chicos a jurar la bandera. Terminaron estudiando en el Uruguay porque nosotros les negábamos su identidad".
Muchas veces se sostiene que los buenos alumnos merecen llevar la bandera porque su esfuerzo en el estudio es para el bien de la Nación.
Según Escudé, esto es parte "del discurso hipócrita que nos legaron; se estudia para el beneficio propio, y de paso es bueno para la comunidad", aseguró, prefiriendo este último término al de nación por tener "connotaciones más solidarias".
Según el historiador José Chiaramonte, la portación de la bandera no es un premio que debe existir necesariamente. "Pero si ya existe no le veo mayores inconvenientes. El problema es de conciencia para el extranjero que es elegido para llevarla, pero no para el país", señaló.
Símbolos y recompensa
Más comprometido con la defensa de la bandera como premio, el sociólogo TorcuatoDi Tella sugirió que se necesita ser más flexible en casos como los de la chilena Rocha Navarro y la mexicana Viltes Chávez, que desataron la controversia sobre el derecho de los extranjeros a ser abanderados con los colores que representan a la Argentina.
"Está bien usar los símbolos patrios, siempre y cuando se haga sin exagerar la reverencia", señaló. El pedagogo Jaime Barylko fue más allá del caso en discusión y relativizó el valor de la bandera como mecanismo de recompensa. "El abanderado tiene sentido siempre y cuando esté integrado a la totalidad de los elementos simbólicos. Pero hoy, por ejemplo, las fiestas patrias son feriados para lavar el auto", señaló el autor de "Etica para los argentinos". Según Barylko, la sociedad se encuentra fragmentada y despatriada. Reflejo de esto es la bandera, "que sólo nos importa para las Malvinas o el Mundial. Ya no dice quienes somos sino en contra de quienes estamos", se lamentó. También recalcó que los símbolos son valores, y que "si los argentinos se vuelcan hacia el despatriamiento, tienen que asumir los costos de esta decisión".
Cómo es la elección
En la mayor parte del país, la elección de los abanderados escolares se realiza sobre la base del rendimiento y de la conducta del alumno. Así lo confirmaron a La Nación varios ministros de Educación provinciales, como los de Santa Cruz, Ricardo Raúl Jaime; de La Pampa, Luis Roldán; de Misiones, Ricardo de Biasi, y de San Luis, Héctor Torino. En contadas excepciones, como sucede en la provincia de Buenos Aires, la opinión de los compañeros de clases también influye en la designación del alumno que portará la bandera.
Además de evaluarse el comportamiento y las calificaciones de los chicos, las escuelas bonaerenses realizan una votación entre los alumnos que influye en la elección del abanderado.
Un tema aparte son las normas que impiden a un alumno portar la bandera argentina. El asunto salió a la luz al menos en tres ocasiones: una en esta ciudad y dos en la provincia del Neuquén.
En la ciudad de Buenos Aires, la controversia salió a la luz el año último, cuando dos alumnas coreanas que habían obtenido los mejores promedios en el Colegio Nacional de Buenos Aires protestaron porque el establecimiento les impedía ser abanderadas. La norma, que regía en los colegios de la UBA, provenía de la época militar y fue derogada por el Consejo Superior.
En otros países, como en Chile, el problema no existe. En el país trasandino, por ejemplo, los mejores alumnos no portan la bandera, sino que reciben premios, como libros, más allá de su nacionalidad.
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